David Rojo
Ahora le tenía enfrente. Y no seme iba a ir.
Los recuerdos llegaron casi al instante, aquellas entusiasmadas exclamaciones del buen cabeño Noé Avilés:
¡El águila!
¡Director, el águila!
Una tras otra, a mis espaldas las exclamaciones. El entusiasmo de Noé Avilés crecía instante tras instante.
Nos acercábamos al Valle 2 de la Sierra de La laguna.
Y el Directo apenas si podía con sus pasos. Y lo que se dice, con su alma.
Eran los tiempos de la Canon EOS 60D, con un lente de 600mm.
Miré hacia arriba. Y el águila voló, voló y voló.
En la espalda cargaba la mochila. Peor, mi estado en esos momentos que un niño explorador. ¿Cuál cámara, cuál telefoto?
Tan principiante en ese ascenso de cerca de los dos ml metros sobre el nivel del mar, que había equivocado la crema que untaría en el cuello. Y la parte de la nuca, prácticamente, despellejada. Durante el ascenso de horas, el roce de la mochila con la parte del cuello fue haciendo lo suyo. Cuando llegamos al campamento, una enfermera a la que había invitado el bien recordado Ezequiel, cuando miró mi nuca dudó en acercar las manos sobre la playera, ahí en plena carne, lo que se dice, viva. Y como que los bien estimados Jorge Rodríguez Veloz y el compadre Pepe García, mejor miraron hacia otro lado.
Cuando llegamos bien tronados, Narciso Agúndez y acompañantes por la casa del guardabosques tenían la comida bien caliente. U saludo con el ¡quihúbole! y ya. Rodríguez Veloz se me acercaría a donde levantaba la carpa. Y me insistiría:
–“Director, hasta aquí huele la carne. Vamos. Llegue a saludarlo (a Narciso)
–Ta´s loco, que. Vamos preparando el café.
Pero, apenas si podíamos movernos.
Y, pues ni modo. A saludar. Platos, por aquí, platos por allá. Las charras (anécdotas jocosas locales).
Al día siguiente, el cuello.
Ufff.
Tanto que me había preparado para el ascenso, cargando la mochila con piedras. Y andar horas.
Y en ese momento las manos temblorosas de la enfermera.
Lejos de todo.
¡Y todavía faltaba ascender al Picacho!
Ay, caray.
Unos por aquí.
Otros por allá.
Los pinos.
Todo bellísimo.
El compadre Pepe insistiendo ir a un arroyo y sentir su caída de agua.
Que les vaya bien.
El bien recordado Ezequiel Lizaldi era el guía y tan eficiente y solidario que a una sobrina suya que se había lastimado el pie durante el ascenso, en partes la estuvo llevando cargando. Esto, cuando más de uno ya quería tirar la mochila. Peor, cuando se llegó al punto de El Acalambrado, como si a uno le dieran de toques eléctricos ¡suelta la sopa! y sale entre las paredes del cerro todo temblando.
Pero, ahora al águila la tenía enfrente.
Toda quieta.
Me llegaron las exclamaciones de Noé Avilés.
Y también referencias sobre el águila del reconocido experto y participante en foros nacionales e internacionales en aves, Emer García:
–El águila real (Aquila chrysaetos) es un ave rapaz de gran tamaño y robusta constitución que pertenece al orden Accipitriformes y a la familia Accipitridae.
–El macho posee un plumaje marrón oscuro en el dorso y las alas, con reflejos dorados en la nuca y la coronilla, la cola es larga y estrecha, con plumas de color marrón con bandas de color blanco o gris claro, las patas son fuertes y amarillas, con garras poderosas adaptadas para capturar presas.
–La hembra suele ser ligeramente más grande que el macho, su plumaje es similar, pero generalmente más oscuro y con tonos menos dorados en la cabeza.
–Ambos sexos tienen un pico ganchudo y poderoso, ideal para desgarrar la carne de sus presas, que suelen ser mamíferos pequeños, aves y ocasionalmente reptiles. Prefiere hábitats con acantilados rocosos y terrenos abiertos que faciliten la caza de sus presas, donde construyen grandes nidos de ramas y vegetación.
–En Baja California Sur se tienen registros de anidación en la región de Sierra de la Giganta y se han registrado tanto juveniles como adultos dentro la Reserva de la Biosfera Sierra la Laguna lo cual nos hace pensar en que también pudieran estar anidando en la zona, ya que ofrece un hábitat con áreas elevadas, ideales para la construcción de nidos.
–En nuestro estado su alimentación se basa casi por completo en liebres, conejos y ardillones, sus nidadas son de tres huevos lográndose por lo general entre uno y dos pollos los cuales son cuidados por ambos padres hasta que se encuentran listos para cazar y alimentarse por si solos.
Esta vez Pero, el águila no se me iba a ir.
Ya era de madrugada.
Altair era una referencia visible. Nada mas mirar al cielo. Ubicar las alas y la cola, me llevó a la Nikon P1000. Y ahí estaban los triángulos de las dos alas. Y los dos puntos cercanos de la terminación de la cola. Al punto visible de Altair se sumaban otros dos en una línea inclinada, la cabeza.
Se trataba de la Constelación Águila.
Algún motor a la distancia rompía el silencio de la noche.
Tomé una foto.
Otra.
Y otra.
Y cuando regresé al día siguiente ahí estaba.
Ya sabía que era el águila.
Inconfundible Altair.
Los gratos recuerdos.
La noche maravillosa.
Los amigos ahí de manera imaginaria tomando el café al lado de uno.
Y sí, Noé.
Ahí a un lado.
Diciéndole, el águila no voló, voló y voló.
Ahí estaba entre otras estrellas. La podíamos ver, la podíamos saludar.
Y la Constelación Águila devolviendo el saludo nocturno sobre el cielo estrellado de Cabo San Lucas.
Tiempo para el sorbo del café.
Tiempo para el recuerdo.
Tiempo para mirar a lo nuevo que siempre ahí ha estado.
Tiempo para las estrellas.
La extraordinaria ventana al universo desde aquí. Desde Los Cabos.
En Wikipedia se cita:
–Aquila (el Águila) es una de las 48 constelaciones listadas por Ptolomeo, mencionada también por Eudoxo de Cnidos (siglo iv a. C.) y Arato (siglo iii a. C.), y actualmente una de las 88 constelaciones reconocidas por la IAU. Ptolomeo catalogó diecinueve estrellas conjuntamente en esta constelación y en la de Antínoo, esta última surgida durante el reinado de Adriano (117-138 d. C.) y que ocupaba la parte sur de la constelación actual de Aquila hasta principios del siglo XIX, cuando fue descartada.
–En la mitología griega la constelación representaba al águila, único animal que es capaz de volar de cara a los rayos del sol. Fue enviada por Zeus a que llevara al joven y bello mortal Ganimedes al Monte Olimpo para servir de copero de los dioses. Según otras versiones, fue el mismo Zeus el que se transformó en águila.
–En el hinduismo, la constelación de Aquila se identifica con la deidad, mitad águila y mitad humana, de Garudá.
Referencia:
Wikipedia constelación Águila:
Aquila (constelación) – Wikipedia, la enciclopedia libre