David Rojo
Quedó a deber el INE con lo que se esperaba de tercer debate presidencial, que no quede a deber la institución electoral con la transparencia y certeza de la jornada de votación del próximo dos de junio.
Incluso los moderadores del debate en lugar de cuestionar sobre respuestas y hacer emplazamientos sobre temas de gran interés y de contenido social, sólo fueron puestos ante el micrófono para leer líneas preestablecidas.
Y cuando el momento se brindaba para la discusión y encender respuestas y preguntas, el propio formato que ahorcaba el tiempo para morder y arrancar palabras, “propiciaba el que mañana mi equipo lo aclarara” o “no vine aquí a engancharme”, como pasó con Claudia Shienbaum ante los cuestionamientos de Xóchitl Gálvez y la propia Xóchitl, aparte,no fue a más contundencia cuando se trató de migración o del 2 de Octubre de 1968.
La candidata presidencial morenista mas que un debate parecía que estaba en un informe del gobierno capitalino o de eco del gobierno federal. Para Claudia el debate fue un reporte de estadísticas mas que el posesionarse con fundamento de los temas que se tendrían en discusión. Y de hecho se puso a dar estadísticas, ajenas al brutal impacto social, en temas como el de seguridad o el del saqueo de hidrocarburos que tanto daño ha ocasionado al erario público y propiciado zonas de violencia por la disputa en el robo del combustible.
Y luego eso de anticipar preguntas por las propias candidatas y el candidato, para ser unas seleccionadas y ser tan sólo leídas por los llamados moderadores. Pues, qué clase de debate es ese.
Las candidatas y el candidato debieron de haberse planteado entre sí con sus preguntas, sin anticiparlas. De manera directa. Espontáneas. El cerco que se le puso a las preguntas directas entre las candidatas y el candidato, no puede llamarse debate.
Máynez, a unos días de la jornada de votación, inició el supuesto debate diciéndose en segundo lugar de las preferencias electorales. Pero, entonces, si se considera segundo que carajos hacía ahí. De entrada se presentaba como un perdedor. Y si estaba en el supuesto segundo lugar, por qué diablos en lugar de ocuparse constantemente por Xóchitl no lo hacía por quien iría en primer, Claudia. Con ello el propio Máynez en el pretendido de partir en dos a Xóchitl alimentó en contrario el considerando que no hay una votación definida. Que hay una contienda cerrada y que la jornada del 2 de junio no será de mero trámite con la balanza ya inclinada.
No me ayudes compadre bien podrían haber dicho los morenistas, a cuyo dirigente nacional Mario Delgado, la misma Xóchitl le mandó un obuz político por presuntas investigaciones en contra del dirigente partidista.
Muy buena narrativa de lo acontecido felicidades