David Rojo
Sí, son 32 años de lo que parecían simples lluvias y se llevaron todo a su paso.
No se aprendió.
Tres décadas después en donde no había asentamientos humanos y quedó la huella del potencial desborde pluvial, hay miles de familias.
El reto a la naturaleza con la indolencia, corrupción e impunidad.
–¿Estuviste aquí en noviembre de 1993? Sacude la desmemoria: hay vidas y bienes en peligro.
– ¿No estuviste aquí en noviembre de 1993? Preocúpate, informate.
En 2014 fue el huracán Odile.
En 2017 la tormenta tropical Lidia.
Huella de muerte.
Huella de devastación.
Impunidad impuesta a la naturaleza: licencias municipales de construcción para desarrollos habitacionales en medio de arroyos de Cabo San Lucas y de San José del Cabo, invasiones, lotificaciones.
Zonas de riesgo, la puerta trasera del desarrollo en Los Cabos.
Cada año cuando viene el huracán se reza para que no pase nada, la Constitución ha sido dejada en algún rincón por aquello de vivienda digna y segura. ¿En dónde te han dejado Carta Magna?
Ya se está con el primer ciclón de la temporada 2025 (mayo-noviembre) con miles de familias asentadas en zonas de riesgo.
Si el potencial del desborde pluvial se llevó el puente de El Tule, a la mitad del corredor turístico, ya enterró centenares de viviendas de un desarrollo habitacional de Infonavit, ya colapsó dos edificios familiares, ha causado daños por miles de millones de pesos, qué mas debe de pasar para entender los Atlas de Riesgo y que de los adjetivos dados por la realidad de Los Cabos se pase a las soluciones y que no se siga confrontando a la naturaleza con simulación.
Un buen ciudadano y comprometido profesional por Baja California Sur, de las referencias de 1993, 2014 y 2017, compartió a este tundeteclas unas líneas de alta reflexión:
– “La remembranza histórica es un hábito común de quienes buscan la verdad. El olvido y la desmemoria lo son para quienes practican el arte del engaño.
– “Ojalá no se repita la tragedia. Pero cuando el humano excede su límite, la naturaleza cobra fractura”.