David Rojo
Dicen que al pie del Arcoiris hay un tesoro.
Toda una olla llena de oro.
Pero, la olla de oro más que dinero puede ser una metáfora en cuanto a lo valioso de la misma felicidad. El encuentro de la propia amistad, el andar por la aventura de un final grato. La leyenda misma de vencer a la adversidad en el camino que se va abriendo al andar y que al final es coronado el esfuerzo por una línea de colores todos de festejo sin fin.
En esta ocasión el arcoiris no a pie de tierra, a pie de mar. Hacia el Sur. Al final, sí, de la tierra.
Un paraíso al final del arcoiris.
Un tesoro al final del arcoiris, Los Cabos.
Un tesoro al lado izquierdo, viendo hacia la magnífica bahía sanluqueña, del gran peñasco Finisterra.
La línea montañosa que termina en el mar y que entre sus paredes rocosas guarda al imponente El Arco de Cabo San Lucas.
Hay un tesoro al final del arcoiris.
Del arco pétreo al arco de colores todos.
Qué más tesoro que un mismo paraíso.
La leyenda del arcoiris tiene verdad, en el saludo mismo al final de la tierra. Hay un tesoro al final del arcoiris, en el momento mismo de la captura fotográfica del sitio de comunicación de Los Cabos Extraordinario: Cabo San Lucas.
La leyenda del arcoiris tiene verdad cuando se le ve aparecer en San José del Cabo, en Miraflores, en Santiago, en La Ribera, en Buenavista.
La leyenda del arcoiris tiene verdad cuando se le ve aparecer en Baja California Sur; hay un tesoro en cada región sudcaliforniana al final del arcoiris.
Cuando el arcoiris despliega su línea de colores el tesoro es el paraíso mismo sudcaliforniano.