David Rojo
Desestimular el consumo de refrescos, debe de considerarse como un buen propósito institucional. Sin embargo, el aumento fiscal a las bebidas azucaradas proyectado para el 2026 y que se traducirá para los consumidores en varios pesos por litro, plantea varios cuestionamientos, precisamente, sobre el resultado gubernamental en cuanto atender con eficiencia y calidad el problema de la sed y la propia salud de los mexicanos.
De la acción fiscal para pretender desestimular el consumo de refrescos, de entrada es cuestionar cuál es la calidad del agua en las escuelas. Y en el caso de Baja California Sur en las más de un mil 300 escuelas, cuántas tienen bebederos, aparte que hay un impresionante rezago en la infraestructura sanitaria en la relación población escolar-baños.
No sólo se debe de mirar hacia los refrescos, qué está pasando por igual en la calidad del agua en los planteles escolares del país.
Entonces:
1.-¿Cuándo fue la última vez que en Baja California Sur se dio un informe oficial de agua analizada por laboratorios en las escuelas?
2.- ¿Cuántas escuelas sudcalifornianas cuentan con bebederos?
3. ¿Cuál es la información al respecto del gobernador Víctor Castro, quien debe de saber la real situación en las escuelas dado que del 2002 al 2004 fue secretario estatal de Educación Pública (en el sexenio de Leonel Cota)?
4.- ¿Qué dice el partido en el poder, Morena cuando es permanente su expresión por el pueblo?
En un reporte de PopLab se indica:
“El agua en una de cada tres escuelas en México contiene al menos un elemento que excede los límites establecidos por la Norma Oficial Mexicana, entre ellos arsénico, plomo, flúor y otros que podrían ser una amenaza a la salud de infantes y adolescentes que asisten a preescolares, primarias y secundarias.
“A pesar de que estos elementos pueden provocar desde diarrea, deterioro cognitivo o incluso cáncer, algunas sustancias no fueron analizadas en las escuelas. La falta de información impide la adopción de medidas para proteger a las personas que asisten a estos centros educativos, así como a quienes viven en las áreas circundantes”.
En el trabajo de investigación de PopLab (https://poplab.mx/especiales/En-una-de-cada-tres-escuelas-alumnos-consumen-agua-contaminada/#:), se indica, también:
“En 2014, cuando se implementó el impuesto a las bebidas azucaradas, se acordó etiquetar lo recaudado para la instalación de bebederos en las escuelas públicas. De las más de 250 mil escuelas que hay en México se tomaron muestras en 16 mil, entre 2016 y 2019, para conocer la calidad del agua que tomarían los estudiantes. De esta forma se midió la presencia de coliformes, fluoruros, nitratos, sulfatos, aluminio, plomo, arsénico, hierro, manganeso, así como la dureza, turbiedad y el color del agua.
“Nathalie Seguin, investigadora y consultora en temas de Medio Ambiente, Agua y Saneamiento, narra que cuando en 2018 se canceló el programa de bebederos “se dejó de hacer la toma de muestreo de escuelas y la situación no ha cambiado…”.
Además, sobre la preocupación de la calidad del agua que se consume, PopLab comparte:
Fermín Reygadas, director y cofundador de la organización de la sociedad civil Cántaro azul, destaca que la crisis del agua “ha sido generada por más de 30 años de políticas públicas inadecuadas y en el centro de eso está la falta de transparencia sobre la calidad del agua, no existe rendición de cuentas por parte de las autoridades…”.
En cuanto a la situación en los centros escolares, el investigador Fermín Reygadas, indica:
“El poder trabajar el agua, la higiene y el saneamiento en las escuelas nos permite como sociedad tener una incidencia para proteger la salud de las niñas y los niños, podremos lograr reducir los mecanismos estructurales de desigualdad y el generar hábitos saludables como el regresar al consumo de bebidas nutritivas o simplemente la hidratación a través del agua segura y desplazar el alto consumo de bebidas azucaradas”.
Indicador lamentable:
Las enfermedades gastrointestinales fueron la quinta causa de muerte en infantes mexicanos menores de 4 años en el 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
PropLab, destaca que Liliana Bahena, coordinadora de la campaña “Escuelas Saludables” de El Poder del Consumidor recuerda que con el programa de bebederos en el sexenio de Enrique Peña Nieto “no hubo transparencia de los recursos ni por supuesto en la asignación de los bebederos”.
“Al desaparecer el programa y surgir “La escuela es Nuestra” en el periodo de Andrés Manuel López Obrador, la recaudación de los impuestos a las bebidas azucaradas dejaron de etiquetarse para poner bebederos o para revisar la calidad del agua, “es decir que ahora no hay un ente institucional que tenga la responsabilidad, que se haga cargo de los bebederos”.
Sin embargo, “posterior a la reforma de la ley de educación sobre materia de entornos escolares saludables, se vuelven a definir los roles y responsabilidades sobre el acceso al agua potable que recae principalmente en la Secretaría de Educación Pública con acompañamiento de la dependencia de salud”, dice la investigadora.
¿Qué dice el gobernador Castro?
¿Qué hay con los bebederos en las más de mil 300 escuelas sudcalifornianas?