David Rojo
A principios de los 90s, en la playa El Médano de Cabo San Lucas, se realizó uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Baja California Sur: entierros, cocinas, pectorales de madre perla, un collar formado por más de 150 cuentas de Olivella sp, más de un mil 500 piezas. Evidencias de captura de tiburón y en uno de los pozos valvas de moluscos fechadas con C14 con cinco mil quinientos años de antigüedad.
Durante cinco administraciones municipales insistí que esta riqueza arqueológica de El Médano debería de regresar a Los Cabos, en lo que coincidió el director general del INAH, Diego Prieto, con este periodista tras escrito que le enviara en el 2021. Pero, la puerta municipal de interés y voluntad política municipal durante los trienios pasados se mantuvo cerrada, por lo que a la riqueza arqueológica de El Médano se le echó el polvo del tiempo y se quedaría en cajas en La Paz.
Toda una gran historia que contar en algún rincón en la capital del estado, cuando desde el 2005 impulsamos la creación del Museo de Historia Natural Cabo San Lucas con la base de un concurso nacional de Conaculta –que se ganara con la expresión ciudadana Semilla de Orgullo que impulsaran Tribuna de Los Cabos y Plaza Arámburo– en cuanto a propuestas de provincia vía el Paice, incluso Cabo Mil participaría con un Radiothon, dado el compromiso además de participación social en ese entonces de medio millón de pesos, y ahí estaríamos en Puerto Paraíso recibiendo las aportaciones ciudadanas y de empresas, mientras mi esposa Geny con el personal de nuestra casa editora se iba a botear a los cruceros. Y los gobiernos de Leonel Cota y Narciso Agúndez, también harían sus aportaciones económicas, al igual que las administraciones municipales de Ulises Ceseña y Luis Armando Diaz. De hecho con el Cabildo 2002-2005 se daría el pronunciamiento de que toda la plaza –hoy llamada Amelia Wilkies– sería parte del recinto cultural.
El Museo de Historia Natural Cabo San Lucas se proyectó con visión en primer plano para la niñez y cuenta con una pieza excepcional como lo es el fósil de una cebra de dos a tres millones de años de antigüedad hallada al Norte de Los Cabos, y entre otros aciertos como se vería una mujer Pericú a tamaño natural. Además, de contar con la participación de todo un ejército de profesionales de la UABCS con investigadores de primera línea como Javier Gaitán, Fermín Reygadas y Luis Alberto Herrrera.
El 9 de junio, en Tecla 7/6 referirá no obstante que esta gran historia que contar de Los Cabos como primer paso requeriría no obstante como primer paso de voluntad política: te toca Christan, emplacé.
Una semana después se daría el encuentro con el presidente municipal, a cuya reunión asistieron, además, el Tesorero Municipal, Rigoberto Arce, el responsable de proyectos estratégicos Arturo Sandoval, el autor de libros y responsable del Archivo municipal, Valentín Castro, y la titular municipal del Instituto de la Cultura y las Artes –ICA– Tania Covarrubias. Y por supuesto, el director del Museo, Roberto Cuétara y el director de Los Cabos Extraordinario, David Rojo Pacheco.
Ayer, martes se daría un segundo encuentro en el Museo de Historia Natural Cabo San Lucas para visualizar pasos en concreto sobre la modernización del recinto cultural y proceder con el área especial para albergar la riqueza arqueológica de El Médano.
Es decir, finalmente, parece que la puerta del interés y la voluntad política municipal se ha abierto.
–¿Qué se puede decir de la riqueza arqueológica de El Médano?
Se tiene a la mano el volumen 28, de la Revista Española de Antropología Americana (Universidad Complutense Madrid), que en 1998 dio cuenta de trabajo:
“Equilibrio entre el hombre y la naturaleza: los indígenas costeros de El Médano, Baja California Sur, México”.
Las autoras Fujita Harumi (INAH) y Gema Poyatos de Paz (Universidad Complutense de Madrid) dan cuenta de la gran investigación y trabajos arqueológicos en esta playa de Cabo San Lucas.
La referencia de la publicación:
Fujita H. y Poyatos de Paz G. (1998). Equilibrio entre el hombre y la naturaleza: los indígenas costeros de El Médano, Baja California Sur, México. Revista Española de Antropología Americana, 28, 11.
https://revistas.ucm.es/index.php/REAA/article/view/REAA9898110011A
Se cita:
“…Los resultados de la recolección de material de las unidades de trascabo se tradujeron, aparte de los abundantes restos orgánicos, en un total de 990 artefactos y 1133 manos, tanto completas como fragmentadas, así como 400 metates, completos y fragmentados. Estas cifras pueden no representar el número de individuos, debido a que también fueron considerados los fragmentos, pero es indudable su fuerte protagonismo dentro de la industria lítica del sitio.
“Los tipos mayoritarios fueron, en todas las unidades, los correspondientes a lascas y piedras naturales con uso, con unos porcentajes de 25,8% y 39,6% respectivamente. A más distancia, aparecen representados percutores con 7,4%, lascas sin uso con 7,1%, núcleos con un 4%, tajadores con un 3,7%, raederas con el 3,4%, raspadores con el 2,2%, cuchillos sobre lasca con el 2,1% y tajaderas y puntas de proyectil con 1,9%; el 0,3% restante lo constituyen otros artefactos como perforadores, navajillas sobre lascas y yunques.
“Considerando la totalidad de la lítica, tanto artefactos tallados como los pertenecientes a la molienda, los últimos se alzan como mayoritarios, representando el 60,7% del total, mientras que el 39,23% corresponde al resto de los demás tipos líticos (Tabla 1).
“…La tecnología de El Médano estaba manufacturada, principalmente, sobre materiales de fácil acceso y más o menos comunes. De esta manera diferentes tipos de piedra, hueso, asta, concha y madera constituyen las principales materias primas sobre las que fabricaban sus artefactos. “Aunque la industria lítica es la mayoritaria, aparecen representadas diferentes variedades de artefactos de hueso y asta de venado, como punzones y espátulas. Los artefactos obtenidos en conchas de bivalvos son más escasos. Por otra parte, la madera endurecida al fuego era muy apta para la obtención de diferentes útiles como agujas de diferente tamaño, lanzas, punzones, e incluso ser usada para las puntas de proyectil como posible sustituto de la piedra.
“…Por otro lado, la preponderancia de la función corte nos habla de la importancia de la actividad de procesamiento y preparación de las piezas obtenidas mediante diferentes técnicas de apropiación. Sin embargo, no se encontraron evidencias de artefactos especializados en técnicas de caza de
animales grandes, salvo las puntas de proyectil de diferentes tamaños, cuyo número fue bastante escaso. La conclusión que se podría obtener de esta observación es que la caza de animales grandes, como el venado, no era apenas
practicada, aunque esto contradice la notable presencia, dentro de los restos óseos analizados, de hueso quemado perteneciente a mamífero terrestre grande, muy probablemente venado. Esto podría significar que fueron cazados en otros lugares y traídos a El Médano para ser consumidos y obtener artefactos y otros objetos de sus huesos, astas, piel, tendones, etc.
“…La caza en las zonas adyacentes a El Médano, era un recurso ampliamente aprovechado. Es probable que la caza mayor no fuera practicada tan frecuentemente como la de piezas menores y aves, y si bien los restos de animales mediano-grandes tienen una presencia significativa, lo cierto es que son mayoritarios los pertenecientes a fauna mediano-pequeña. Dentro de este apartado se encuentran roedores, reptiles y aves, así como pequeños herbívoros tipo conejo y liebre. Dada su localización en un hábitat costero, muy probablemente también aprovecharon los pelícanos y sus huevos, tal y como lo hicieron los nativos históricos y, por último, la caza de mamíferos marinos (lobos marinos, delfines y ballenas entre otros) y su aprovechamiento cuando se varaban, pudo constituir una importante fuente de alimentación.
“…Los instrumentos destinados al corte se relacionan directamente con las tareas de despiece y procesamiento de presas. En este caso, el pescado constituye un recurso abundante, las lascas, piedras con filo, cuchillos y navajillas, sedan utilizadas para desescamar el pescado y despiezar las presas grandes, tanto terrestres como marinas. Por su parte, las lascas y navajillas pequeñas, como las obtenidas de cantos rodados, tan abundantes en el pozo 3, de filos muy cortantes, podrían haber sido utilizadas para cortes de precisión, para piezas de menor tamaño, como liebres y conejos, o incluso para separar la carne de las valvas de los moluscos.
“La actividad de pesca y recolección era sin lugar aduda importante, tal y como evidencian las numerosas espinas, vértebras, huesos y dientes aparecidos en el registro arqueológico. No sólo era apresada una diversidad de pe-
ces cercanos a la costa, sino que aparecen evidencias de la pesca de tiburón que, aunque muchas especies pueden acercarse bastante a la costa, frecuentan profundidades considerables. Las especies identificadas fueron el mako
(Isurus oxyrhynchus), sardinero o volador (Carcharhinus limbatus), tiburón gris (Carcharinus brachyurus), cornuda (Sphyrna lewini), tintorera (Galeoerdo cuvier) y tiburón limón (Megaprion brevirrostris). La pesca de estos animales, de entre 2,5 m y 6,5 m de longitud, implica, primero, la existencia de una técnica específica y una tecnología adecuada para su captura por lo que la pesca comunal seda, en este caso, necesaria, dada la dificultad de la captura. Muy probablemente existirían balsas desde las que los hombres pescarían ayudados quizás de lanzas de madera con un extremo aguzado, o algún tipo de fisga o arpón, como hacían los indios históricos. Si bien no conocemos con certeza las técnicas empleadas, es indiscutible que los tiburones eran pescados de alguna manera, ya que, según los expertos, son
animales que se varan muy rara vez, a diferencia de los mamíferos marinos.
“…Su consumo era o bien asados al fuego directo o sobre piedras calientes, o bien crudos, como lo demuestra la presencia de áreas de fogones identificadas por la coloración ceniza del sustrato y piedras quemadas.
“…Por otra parte, en El Médano no sólo están reflejadas las actividades económicas, las estrategias de apropiación, aprovechamiento de los recursos del medio y campamento habitacional, sino que también aparecen muestras de actividades relacionadas con el plano superestructural, perteneciente al mundo de las ideas. La muestra más importante es la presencia de actividad funeraria en el pozo 7 —donde se recuperaron ocho enterramientos—, así como en la Cala 1 en la que se hallaron dos.
“Los restos humanos hallados en el pozo 7 se caracterizaron por compartir una serie de rasgos similares. En primer lugar, todos eran de tipo primario y en posición flexionada lateral. “De la misma manera, todos pertenecían a adultos y tres de ellos presentaban ajuar funerario. Estos consistieron principalmente en ofrendas de diferentes tipos de moluscos (Purpura pansa, Fasciolaria princeps, Hexaplex erythrostomus, entre otros), restos óseos principalmente de pescado y tortuga marina, espinas de erizo, dientes de tiburón y algunos ejemplos de lítica, como puntas de proyectil, lascas y preformas , y una mano de moler.
“De todas las inhumaciones la más importante por la abundancia de ofrendas fue el Enterramiento no. 7, situado a 3,15 m de profundidad. Presentaba las mismas características de posición corporal que el resto, pero en este caso, el ajuar funerario era excepcionalmente rico. Consistía en cinco pectorales de madreperla (Pinctada mazatlánica), con perforaciones bicónicas e incisiones a modo de decoración practicadas con algún tipo de artefacto punzante. Por otra parte, las conchas estaban trabajadas con sus bordes recortados dando forma semicircular y semitriangular. Aparte, había cuatro punzones de hueso de venado, una preforma, una mano de moler con restos de pigmento amarillo, pectorales con pigmento rojo y terrones de ambos pigmentos. Probablemente el cuerpo fue preparado cuidadosamente para su inhumación, y la presencia de estos pigmentos indica que la ceremonia funeraria implicó quizás la aplicación de los colorantes sobre el cadáver.
“El Enterramiento no. 2, localizado a 2,10 m de profundidad, presentaba también un ajuar funerario elaborado, aunque no tan espectacular como el anterior, siendo lo más destacado un collar formado por más de 150 cuentas de Olivella sp.
Mención aparte, cabe destacar la gran cantidad de pigmento, principalmente rojo, que fue encontrado disperso por todo el sitio, formando incluso manchas en el sustrato, e impregnando principalmente manos de moler y metates.
“…Mediante el fechamiento por C14 de unas muestras de valvas de moluscos tomados de diferentes niveles de los pozos 1 y 2, se logró determinar la cronología de El Médano. Los niveles más tardíos (III a V) ofrecieron fechas de entre 1214 d.C. y 1235 d.C. (INAH-1532 e INAH-1543), mientras que la
fecha más antigua se remonta al 3518 a. C., para una muestra localizada en el nivel más profundo (INAH-1530)”.