David Rojo
En el mismo lugar.
Una brutal especie de niebla se cierne sobre el tiempo, dichos y discursos.
Sobre la historia misma.
Cuna de la Independencia se cita del poblado Dolores, hoy Dolores Hidalgo.
Han pasado dos siglos y tres lustros.
Y la esclavitud está ahí.
Sacude un reporte periodístico.
Pega en el corazón mismo de la Patria:
Explotados 700 indígenas.
En el mismo lugar.
Hay quien de Bienestar –con ese color guinda, morado– recorre por presuntos programas sociales casa por casa, posible mirando para otro lado. ¿Entonces? ¿El andar de Bienestar no ve huellas que lo pulverizan con explotación?
Y Dolores Hidalgo está en Guanajuato con el ejercicio del poder estatal con la siglas del PAN, en silencio, tal cual la simulación blanquiazul cuando ejercieron el poder Fox y Calderón.
Que terrible revelación de esclavitud dos siglos y tres lustros después del Grito de Hidalgo. Sí, en el mismo lugar.
Centenares de esclavos.
Indígenas que tan brutal condición no han perdido
Maldición soldada a su cuerpos y generaciones de centurias.
A los que todavía se les despoja de los puestos de elección popular que deberían de ejercer en Cabildos, Congresos estatales y el federal.
Se impone la simulación.
La demagogia que no es Patria.
Bajo cuestionamiento los sistemas de información en un México de supuesta modernización para que estos hechos horrendos no se dieran.
En Latinus se publica un despacho periodístico de EFE:
“La Fiscalía General del Estado de Guanajuato informó del rescate de unas 700 víctimas de explotación laboral en un rancho en el municipio de Dolores Hidalgo, caso que se investiga como trata de personas.
“En un comunicado, la fiscalía local detalló que tras realizar un cateo de un rancho agrícola “fueron localizadas aproximadamente 700 personas, muchas de ellas en condiciones de vulnerabilidad”.
“Apuntó que las víctimas son originarias de los estados sureños de Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Veracruz, quienes ya han recibido la atención médica, psicológica y acompañamiento correspondientes…”.
Así:
De Guerrero.
Chiapas.
Oaxaca.
Veracruz.
De lugares de amplia presencia indígena, que dos siglos después del Grito de Hidalgo siguen siendo víctimas de la explotación, el saqueo, la indiferencia.
El menosprecio aun cuando se diga que no, queda la realidad como hecho.
En mi quinto libro “11 años de lucha por la Independencia, 2 Siglos por la democracia” –de distribución gratuita en el sitio de comunicación Los Cabos Extraordinario, https://www.loscabosextraordinario.com/), refiero de un mensaje de Agustín de Iturbide publicado en la Gaceta de México, del martes 25 de septiembre de 1821 (ya con la firma de los Tratados de Córdoba de por medio y a unos días de hacer triunfal la marcha por la Independencia de México):
“…sus valientes hijos (de la Patria) pelearon desnudos para
hacerla independiente y feliz”.
Hoy, dos siglos y 4 años después del dicho de Iturbide, esos hijos de la Patria, identificados de indígenas, siguen desnudos y en la marginación.
La oscuridad es larga.
Dos siglos después al pronunciamiento de Iturbide, desde Tacubaya, sigue en jaque la felicidad de la Patria y de aquellos sus hijos que pelearon desnudos. Reproduzco, además, luego de la cita publicada en la Gaceta de México en el libro antes citado:
“En un día de la Patria, el 16 de septiembre de 2018, Ana Karen García (diario El Economista), refiere:
“La pobreza afecta a 7 de cada 10 indígenas en el país y 3 de cada 10 indígenas son víctimas de la pobreza extrema…En México no todos los pobres son indígenas, pero prácticamente todos los indígenas son pobres. En México hay 7.4 millones de población indígena”
Acorralados, los indígenas, por la pobreza, por la miseria, por la marginación, buscan oportunidades de trabajo.
Pero, hay tentáculos.
La falacia del trabajo ofertado para caer en el horror de condiciones peores de vida (nada más con la cita de un rancho con centenares de indígenas vilmente explotados y sin cabezas de responsables).
Todo esto con marchas, días y banderas por la independencia.
Y, terriblemente, esta explotación, esclavitud, en manos de quienes incluso van a las plazas públicas a festejar, cada noche del 15 de septiembre, el Grito de la Independencia.
Vitorean por Hidalgo y no ven ni se asume la realidad indígena “aquellos hijos valientes que lucharon desnudos por la Patria”, dijera Iturbide.
Es pregunta obligada:
¿Cuál sería el grito de Hidalgo hoy en día?