David Rojo
Presidente electo Vicente Fox, La Paz. Directo, palabras más palabras menos, le expresé:
– “El problema de las adicciones va en aumento. No hay clínicas ni centro alguno institucional de rehabilitación, ni acciones de certeza para combatir y corregir este problema; en Los Cabos la edad de quienes se encuentran en este problema de adicciones está cayendo. ¿Qué se va a hacer?”.
La respuesta al vacío. Un presupuesto ya determinado, él entraría en funciones en diciembre del 2000.
Tres lustros, después en reunión con Miguel Angel Osorio Chong, entonces secretario de Gobernación, le expresaba indicadores de preocupación sobre adicciones y de violencia en la región sudcaliforniana.
“El gobernador (Marcos Covarrubias) viene aquí (a la capital del país) y dice que todo está bien”, palabras más palabras menos.
Sí, que había preocupación no obstante por la alerta roja que se encendiera para viajeros de Estados Unidos a Los Cabos.
El tiempo y realidades ignoradas, finalmente, con la violencia cobrarían factura en el 2016 y 2017.
De hecho a la dirigencia nacional del PAN y a José Antonio Meade, les llegué a expresar mi desacuerdo por la afirmación que lanzara un organismo no gubernamental –pero con el apoyo de recursos públicos– que Los Cabos era la ciudad más violenta del mundo, lo que no era cierto, además que Los Cabos no es ciudad sino municipio.
Sin embargo el paraíso había sido golpeado por la violencia. Había quedado atrás la cultura local del “raite” y de estar los hogares con la ventanas abiertas.
El miedo ganó las esquinas.
El miedo se metería por todos los poros de la piel.
Angelitos, incluso llegaron a ser sacrificados en medio de la barbarie.
La simulación, la omisión, la indiferencia desde el poder político, no sólo no habían creado clínicas de rehabilitación, habían brindado condiciones no preventivas para el desborde de la violencia.
La sociedad y el sector empresarial reaccionarían. Y el primer paso desde la gubernatura fue el relevo del Procurador, por igual de la modernización y relevo en los mandos de seguridad pública.
La tranquilidad al paraíso comenzaría a regresar. Las calles y playas dejaron de ser escenario de hechos violentos, aun cuando las desapariciones hicieron ver un nuevo escenario de madres con palas.
De Fox a la 4T; del 2000 al 2025.
En el sitio de comunicación Hoy BCS, el periodista Ángel Mora Rojo, refiere que Baja California Sur el sábado 21 de junio, fue el tercer estado con más víctimas de violencia en México.
El gobernador Víctor Castro por red social reaccionaría:
– “Ante los hechos violentos en las últimas horas en La Paz, Comondú y Loreto, hemos reforzado los operativos institucionales para restablecer el orden y garantizar la tranquilidad de nuestras comunidades.
– “Lamento profundamente la pérdida de un Agente Estatal de Investigación Criminal, caído en cumplimiento de su deber, así como el fallecimiento de una mujer víctima de la violencia en Loreto. A sus familias, toda nuestra solidaridad.
– “Aplicaremos la ley con firmeza, porque nuestro compromiso es proteger a la ciudadanía…”.
El decir político después del lamentable hecho.
Ha pasado un cuarto de siglo después de aquel encuentro con Fox en La Paz, lo preventivo es saldo pendiente. Y en el caso de clínicas públicas de rehabilitación, 25 años después nada, como si el problema de las adicciones no fuera real.
El tiempo tiene facturas.