David Rojo
Pasaron 19 años, la cárcel como destino.
Sin sentencia.
Días entre rejas. Días y días perdidos.
Oscuridad.
La oscuridad de tantas otras vidas.
Policías, Ministerios Públicos, jueces.
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.
Todo un sistema de justicia.
El caso de secuestro y homicidio de Hugo Alberto Wallace, uno de tantos casos.
Juana Hilda González Lomelí involucrada, finalmente, para la Suprema Corte de Justicia de la Nación –SCJN– se trató de un proceso viciado.
Y 19 años en la ćarcel.
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.
Han pasado 54 años de la masacre de Corpus Christi, hace dos días, hace más de medio siglo; han pasado 57 años de la masacre del 2 de Octubre. Asesinatos, encarcelamientos, desapariciones. Impunidad.
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.
Él, Echeverría, secretario de Gobernación cuando la masacre del 2 de Octubre de 1968 y presidente de México cuando la masacre estudiantil del Corpus Christi, el 10 de junio de 1971, y de tantas otras desapariciones, encarcelamientos y asesinatos, no fue incluido en el 2021 por López Obrador en la lista de los ex presidentes que deberían ser juzgados.
La justicia despedazada.
¿En dónde estuvo la palabra de Víctor Castro, cuando el nombre de Luis Echeverría Álvarez no fue incluido en aquella lista de ex presidentes a juzgar?
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.
Ayer miércoles 11, 19 años. Con más ayeres.
Antier, 10 de junio, con más ayeres.
La realidad ayer, hoy y la que viene.
El nuevo capítulo para el Poder Judicial que iniciará en septiembre.
En Baja California Sur once párrafos de un decir político.
Once párrafos en un lado de la mesa, en otra silla la lacerante realidad social.
Se pronuncia el gobernador sudcaliforniano, Víctor Castro:
Justicia con “rostro humano” y “corazón popular”.
¿De dónde, gobernador sudcaliforniano, la justicia con rostro humano y corazón popular? No dices, entonces, qué va a pasar con las madres buscadoras.
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.
Dices, además, gobernador sudcaliforniano:
“Ya no basta con elegir: hay que revisar reglamentos, atribuciones, formas de operación; hay que cuestionar y reformar. Los poderes públicos deben regirse, como en cualquier Democracia, por principios de transparencia, servicio y austeridad. No hay cabida para privilegios”.
Dices, “no hay cabida para privilegios”, y te pronuncias por “transparencia”.
Demagogia.
Echeverría debe de estar feliz en el infierno.