David Rojo
El atardecer de Cabo San Lucas luce extraordinario. La ciudad portuaria sanluqueña se encuentra bajo el manto de inmensa nube; pareciera que Merlin se ha parado sobre la montaña que cubre a El Arco para con diversos ademanes desplegar con su magia todo un intenso rojo-naranja sobre la bahía.
Se trata de una tarde épica al final de la tierra peninsular.
Ya regresará el Sol con el amanecer siguiente.
Pero, en esta región sudcaliforniana hay contrastes que hacen diluir la magia de Merlin.
A lo intenso de los colores del bello atardecer, la “triste y lacerante realidad en Los Cabos” con el oscuro e indolente poder municipal.
A la triste y lacerante realidad que conocen ciudadanos de Los Cabos y reafirmada desde palacio nacional, brutal ausencia del hecho en el bienestar social.
Al épico atardecer de Cabo San Lucas, al sin destino que ya asoma del Plan de Desarrollo Urbano municipal.
A las palabras de la Presidenta Sheinbaum sobre la realidad de Los Cabos, el posicionamiento sin respuesta efectiva de la mayoría edilicia cabeña.
Hay distancia entre el épico atardecer de Merlin y el oscuro destino en el que sigue Los Cabos.
Hay mas pronunciamiento para justificar desde el poder municipal por un camino en desuso costero en el tramo a Cabo del Este –lo que ya de por sí es cuestionable cuando a un lado se encuentra el bien nacional que son las playas– que lo que vaya a pasar con las miles de familias que carecen de drenaje y de agua potable.
Hay mas pronunciamiento desde ese núcleo cerrado del cuerpo edilicio cabeño por el supuesto de inversión privada –con ese tramo carretero que se pretende desviar del corredor turístico– y no se tenga la certeza de lo que vaya a pasar con la playa de todo el pueblo y su importante área pública para estacionar vehículos, esa gran playa El Tule. Caray, se trata de un arroyo; superficie pública. Narciso, tú debes de tener presente a la playa El Tule en donde llegaste hacer un cierre de campaña. Por igual el pueblo tiene presente a la gran playa de El Tule como escenario histórico-social cuando el pueblo, con miles de ciudadanos, formó el mensaje SOS en defensa de la Sierra de La Laguna.
–¿Silencio, Conagua?
–¿Silencio, SCT?
–¿Silencio, Sectur?
Y tú Regidor Alvarado que aludes respeto al patrimonio privado qué hay con las miles de familias que no tienen agua potable, no tienen drenaje y se encuentran asentadas en zonas de riesgo. Y cuál es tu postura Regidor Alvarado sobre los monumentos a la corrupción con esas Unidades Habitacionales a las que les dieron licencias de construcción para ser edificadas en medio de arroyos en San José del Cabo y Cabo San Lucas.
Acaso, Regidor Alvarado esas miles de familias transadas y sin justicia con esas viviendas en medio de arroyos –con el involucramiento de funcionarios públicos– ¿no tienen patrimonio privado? ¿No tienen patrimonio familiar sólo por ser colonos y por ello ningún pronuniciamiento ni accón pr ellos?
Y desde luego:
No sólo qué decir, sino qué hacer desde el poder político municipal en cuanto a la certeza y la justicia con ruta-tiempo-inversión para que las palabras no queden en los dichos.
Sí, después del atardecer épico, el Sol volverá a saludar al día siguiente a Los Cabos. La cuestión es qué clase de amanecer seguirá teniendo Los Cabos.
Nos llenan de palabras, de vanas promesas y discutible legalidad, cuando en contraste esa “triste y lacerante realidad de Los Cabos” –ya reconocida desde palacio nacional– se sigue agudizando.
Contrastes entre la realidad y la palabra.