David Rojo
No están en jaulas.
Con sus colores y vida tienen la mano del viento.
Se escuchan libres con el viento.
Por doquier.
No. Jaulas, no.
Se les aprecia libres, dan color en movimiento al final de la tierra, aquí en esta región sudcaliforniana.
Para escucharlas o disfrutar del colorido de sus plumas, no a las jaulas. Se les tiene enfrente, por doquier.
Y en todo Los Cabos son decenas, centenares.
Van con el viento.
El viento les extiende la mano en su libertad y gratos aleteos. Así, también, que sea con nosotros.
En Cabo San Lucas van y vienen.
Por varias partes se deja ver el Güírigo, endémico peninsular. También conocido como el Cuitlacoche Ceniciento o Cuitlacoche Peninsular.
Y hasta para la foto una y otra ave.
En este reporte de gratas estampas el Cardenal Rojo y el Cardenal del Desierto.
Qué decir de los arquitectos buena onda para las aves, el Carpintero del Desierto y el Carpintero Mexicano.
¿Has escuchado a la Matraca del Desierto? Sí, es insistente con todo ese ir y venir.
Desde luego, también, se deja escuchar el Turpial Enmascarado (a poco nada más el Llanero Solitario). Se trata de la Calandria Dorso Negroi Menor).
No falta en este paquete de vida y color, la Paloma Pitayera…sí, sobre el cardón.
Y vaya poses y estampa del Capulinero Negro. Creo que se le perdió a quien le tiraba el pico, dado que se deja ver por todos lados con todo y canto.
Y el aleteo y posando en cables del Copetón cenizo.
Un poco más grande que el colibrí, es grato observar y fotografiar al Moscón Baloncito con su cabeza con color n tanto amarillo y el brodee del ala un manchón rojo.
Colores en movimiento,que no partido político.
Vida y movimiento extraordinario en esta región sudcaliforniana en medio de dos mares.
Observalas, saca la cámara fotográfica.
En esta ocasión una decena de fotos de vida y colores en movimiento.
Lo extraordinario de la mano del viento.
