David Rojo
Amaneceres crueles.
Crueles amaneceres.
El horizonte desvanecido.
El hecho ante la palabra podrida.
La esperanza puesta al fuego de la barbarie y de lo grotesco:
–En agosto y septiembre de 1821 –después del Grito de Dolores dado en 1810–, México enarbolaba la bandera de la Independencia. Pero, en el amanecer sombrío se amanecía con un emperador.
–En 1876 se alzaba la bandera antirreeleccionista con el Plan de Tuxtepec y el derrocamiento de Sebastián Lerdo de Tejada. Pero, México amanecería con el criminal dictador Porfirio Díaz.
–En 1910 en México estallaba la revolución con los pronunciamientos del Sufragio Efectivo No Reelección. Pero, tras la caída de Porfirio Diaz en 1911, México amanecería con Francisco I. Madero sin los soldados de la Revolución y en su lugar se mantendría a los mandos y tropas que habían combatido a los revolucionarios, el Sufragio Efectivo sería un vacío. Un amanecer de más sangre y sin democracia efectiva.
–En el 2018 en las urnas se daba la esperanza por un mejor destino. Y dado que el origen era por el voto, por igual la esperanza en las urnas por una Patria democrática. Pero, se amaneció con la impunidad en el saqueo de 12 mil millones de pesos de los alimentos de los más pobres (Segalmex); se amaneció con un supuesto “anillo al dedo” para afianzar supuesta transformación en materia de salud, pero que con el terrible Covid 19 habría cientos de miles de muertos; se amaneció con obras faraónicas con ineficientes presupuestos que acabaron siendo triplicados: Dos Bocas, 20 mil millones de dólares; Tren Mayo 500 mil millones de pesos. En lo irónico y contradictorio, producir más hidrocarburos como para darle más botín a la delincuencia en un país que amaneció una vez ante el impune saqueo de la riqueza nacional.
Más dinero no para salud o alimentación del pueblo: el pueblo empobrecido amaneció con subsidios por más de 18 mil millones de pesos (2024) al Tren Maya, a Mexicana de Aviación, al Aifa.
En México, también, se amanecía con las terribles nubes negras con un gobernador –quien luego sería secretario de Gobernación– designando a un líder criminal al frente de Seguridad Pública en Tabasco.
–Con la redacción de Andrés Quintana Roo en septiembre de 1813, José María Morelos y Pavón se pronunció desde Chilpancingo por los Sentimientos de la Nación con los que se pronunciaba por la división de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Dos siglos después (205 años después), México amaneció con la advertencia desde el Ejecutivo al Legislativo: “ni una coma se le quita” a las iniciativas presidenciales enviadas. Y así sería.
Crueles amaneceres.