David Rojo
Miles han ganado las calles en Uruapan; el asesinato de Carlos Manzo detonó las protestas en Michoacán. El malestar social que se extiende a calles, bulevares, avenidas, del país; en Baja California Sur a horas que la expresión solidaria ciudadana también se exprese en vías públicas en contra del costo social que cobra la impunidad.
Andar ciudadano, sin embargo sin partidos políticos.
En tiempos difíciles en los que se manipula desde el partido en el poder la expresión primero el pueblo, la oposición en hechos por su parte ha marcado distancia con ese andar ciudadano lleno de hartazgo por abrazos indebidos que han dejado indefensa a la propia población.
Andar ciudadano sin partidos políticos. Las cúpulas partidistas en cada proceso electoral se exhiben de gandayas con los espacios de representación popular; la ciudadanía al margen de esos espacios que se agandayan los que controlan las cúpulas de partidos.
¡Que diga que no el PAN!
¡Que diga que no el PRI!
De entrada en cuanto al agandayamiento de las cúpulas partidistas en tierras sudcalifornianas:
¡Que diga que no el PAN en Baja California Sur!
¡Que diga que no el PRI en Baja California Sur!
Espacios de representación popular negados al ciudadano, y cuando la cúpula partidista exhibe lo gandaya se queda en la comodidad de ser cúpula, sin ser voz ni acción por la sociedad a la que supuestamente se debe.
En el caso del PRI ¿qué huella queda ante la sociedad de quien fuera dirigente estatal, Fabricio del Castillo, reemplazado hace unas semanas en el cargo? A él le queda la diputación plurinominal, la representación popular. ¿Algo de ese dirigente estatal priista qué haya sacudido a Los Cabos y haya motivado el andar ciudadano?
No sólo son estos tiempos que agitan por la lacerante impunidad, sino también por lo urgente que la ciudadanía tenga auténticos espacios de representación popular, sin gandayas, integrantes de cúpulas partidistas, que terminan por cercar los propios espacios democráticos.
La joven Daniela Luna al demandar justicia por el condenable asesinato de su padre Salvador Luna, también en Uruapan, señaló:
“El dolor de las víctimas no puede seguir siendo invisible”.
Lo que alcance de indolencia a esas cúpulas partidistas.



