David Rojo
En septiembre de 1992, el entonces presidente municipal de Los Cabos, Manuel Salvador Castro, advertía a la Sedesol:
“Estamos sentados en un barril de pólvora que puede explotar en cualquier momento”.
El alcalde cabeño del trienio 1990-1993 refería el impacto en Los Cabos del 20 por ciento anual del flujo migratorio, por lo que habría que poner mucha atención al crecimiento de los asentamientos humanos y por tal a la capacidad de respuesta en servicios básicos.
La advertencia del ‘92 hoy, en el 2025, Los Cabos no tiene presente en servicos vitales para la población. La realidad local exhibe indolencia política como la del PVEM, cuando su Regidor (Alvarado) cuestiona “¿para qué gobernamos?”. Y la respuesta del propio Regidor del PVEM, presidente, además, de la edilicia Comisión de Desarrollo Urbano, la enfoca sin descaro alguno en favor de propietarios de kilómetros con frente de playa, no de las miles de familias en contra de las que ha explotado ese barril de graves repercusiones sociales advertido en 1992.
En ese septiembre de 1992 alentó la nueva línea de abastecimiento de agua potable para Cabo San Lucas.
En la edición del 19 de septiembre de 1992, se da cita de tal obra por parte de Manuel Salvador Castro:
“En estos momentos se está concluyendo el segundo acueducto que tendrá capacidad para dotar de 300 litros por segundo con lo que se resolverán las dificultades que se están padeciendo para esta población (Cabo San Lucas)”.
Sin embargo, en efecto al explotar el barril de las necesidades sociales, 32 años después la población sanluqueña adolece por desabasto del agua potable, con importantes asentamientos a los que se les abastece del líquido cada tres semanas o hasta por más de un mes.
–¿Para qué y por quién, entonces, se gobierna PVEM?
En el inter se construyó la planta desalinizadora de Cabo San Lucas, pero con los lustros está por debajo de los indicadores de producción alguna vez proyectados, y lo de la segunda planta de tratamiento ni una línea en el Plan Hídrico federal 2025.
¿Y lo de los asentamientos humanos advertidos por Manuel Salvador Castro?
La respuesta 32 años después: miles de familias en zonas de riesgo cuando Los Cabos se encuentra en medio de la ruta ciclónica (se afirma que 60 mil familias) por causa políticas públicas municipales ineficientes, que alcanzaron el extremo de la indolencia con licencias municipales de construcción para edificios habitacionales familiares en arroyos de Cabo San Lucas y de San José del Cabo.
Hubo otro considerando de Manuel Salvador Castro en ese 1992: planta de tratamiento de aguas residuales en la cabecera municipal y colector de drenaje en la llamada ciudad lineal (entronque del bulevar Mauricio Castro-Aeropuerto).
Pero, el desarrollo no trajo planta de tratamiento. La construida a los pies del Estero de San José del Cabo se volvería obsoleta: con capacidad para el tratamiento 250 litros le llegan 500.
Tanto en Cabo San Lucas como en San José del Cabo es brutal el déficit en el tratamiento de aguas residuales.
Pasaron tres décadas.
El barril explotó.
Sedesol había respondido aquel 1992: “si duermen allá ustedes”.