David Rojo
A las lluvias trágicas con saldo hasta el momento 78 decesos y decenas de desaparecidos en Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro, se sumó el brutal derrame de hidrocarburos de ducto de Pemex, en el Río Pantepec, con impacto entre otras comunidades a la población veracruzana de Álamo.
Hay dolor.
Las vidas perdidas.
Las vidas no localizadas.
Hay irritación social.
La alcaldesa de Alamano corrida de colonia por colonos que le aventaron lodo por su ausencia 14 días después del severo impacto de las lluvias.
Hay dolor.
Lágrimas.
Desesperanza.
Lo perdido, lo que nunca se recuperará.
Los rostros y expresiones de los afectados doblan el alma.
Hay dolor, corazones rotos.
La tragedia no da sonrisas.
Los llamados por la solidaridad con los afectados por las trágicas lluvias se escuchan hasta Baja California Sur.
La vida que dejó de ser vida y que hoy en más de una comunidad afectada –y aún aislada– se duerme entre el lodo.
La incertidumbre que maldice la esperanza.
La transformación que no tiene muro de contención en el Río Cazones porque “se fregaron” el dinero en el 2023. Y dos años después la llamada Transformación no fue muro y sí impunidad.
Hay dolor.
La tragedia que maldice la esperanza.
Y en la Cámara de Diputados legisladores de Morena y de la Transformación bailaron al ritmo de la Sonora Santanera.
Que indolencia.
La indolencia que maldice la esperanza.
Bailaron con la Sonora Santanera en la Cámara de Diputados; en miles de hogares, el dolor.
El dolor que maldice la esperanza.
El pueblo manda dice Morena. Pero, morenistas bailan, mientras el pueblo tiene la huella de lluvias trágicas.
El baile político que maldice la esperanza.
Sin empatía.
El baile ajeno a solidaridad alguna con hogares enlutados.
El luto que maldice la esperanza.
Los bailadores que se bailaron al voto.
Los bailadores que se dicen estar ahí por el voto del pueblo.
El voto que maldice la esperanza.
Hay dolor.
Que indolentes.