David Rojo
De un decir a una sonrisa:
La gobernadora de Veracruz, la morenista Rocío Nahle, el 9 de octubre, aludió “se desbordó ligeramente el río Cazones”, sin embargo al día siguiente la tragedia resultaría terrible en Poza Rica –y otros lugares– por las intensas lluvias ya advertidas por el Sistema Meteorológico Nacional –SMN– que de manera brutal –no ligeramente– desbordaran el río llevándose todo a su paso, vidas y bienes, en la ciudad petrolera del Norte veracruzano; menos de un año antes, el 26 de julio de 2024, el gobernador sudcaliforniano, el morenista Víctor Castro y el entonces presidente municipal de Los Cabos, también morenista Óscar Leggs, sonrientes, sin mirar a los edificios que tenían a unos metros en Cabo San Lucas, inauguraron la pavimentación de la calle Tamaral sin ningún cuestionamiento social por los supuestos ¡200 millones de pesos! de recursos federales aplicados a una vialidad sin puente, pero con plena indolencia e indiferencia en cuanto a que con tanto dinero no se le brindara ninguna obra de protección pluvial a esos edificios y familias del fraccionamiento Chula Vista, precisamente,en medio del arroyo.
Con las vidas perdidas, con las vidas no localizadas y con los bienes perdidos, no sólo había un desborde “ligero” del río Cazones, había un desborde de muerte, de tragedia. Y sí Cabo San Lucas hubiera impactado el huracán Priscilla y a los días la tormenta tropical Raymond, acaso, ¿seguirían con su sonrisa de felicidad política los morenistas Víctor Castro y Óscar Leggs por lo que hubiera ocurrido en Chula Vista, luego del antecedente de 2017 cuando la tormenta tropical Lidia hizo colapsar un edificio familiar de ese fraccionamiento?
Que lamentable sentido de la expresión Protección Civil, no de acciones efectivas de protección a la población sino como reacción a la tragedia o a la contingencia.
En Poza Rica el Atlas de Riesgo del 2023 advertía de la necesidad de muros de protección y los recursos que había para ello o se aplicaron.
Y en el 2024 hubo recursos federales para la calle Tamaral pero no conciencia pública local para las centenares de familias en esos edificios en medio de arroyos, colindantes a la calle Tamaral.
Por elemental sentido de responsabilidad pública se debió haber procedido con obras de protección pluvial en Chula Vista, a la par de la pavimentación.
Que bueno que Priscilla y Raymond no tocaron de lleno a Cabo San Lucas, de lo contrario en estos días se estaría ante el reparto de culpas.
En esos días de la pavimentación de la calle Tamaral, pedí a Andrés Manuel que se detuviera pasando la caseta del libramiento de acceso a Cabo San Lucas, que mirara hacia el horizonte, hacia el Oeste, a la derecha: las expansión de la mancha urbana en medio de esos asentamientos de zonas de riesgo llegan ya a la orilla de la huella milenaria del arroyo, esta terrible realidad ante la propia omisión e indiferencia de Conagua y del propio Consejo Estatal de Protección Civil.
¿Qué van a decir con algún desborde?
Acaso, que el arroyo era de mentiras, que estaba seco.
Ya hay testimonio de lluvias trágicas. Y en Los Cabos aparte de las lluvias, está el huracán.
Hubo toda una sonrisota política ese julio de 2024 por la calle Tamaral, pero total indiferencia de mirar hacia Chula Vista
Que el destino no nos alcance con la indolencia.