David Rojo
El poeta armoniza palabras de cara a la realidad desarmonizada; el poeta hace de letras verdades que apuntan a rincones oscuros.
Me han referido al bien recordado Efraín Huerta.
He escrito sobre aclaraciones que se enredan.
Una parte aclara y de la misma parte otra aclaración. Todos enredados.
La confusión que genera oscuridad. Días confusos que de nueva cuenta parecieran cernirse sobre la milenaria Sierra de La Laguna, el último rincón de los pinos. La principal fuente de agua de La Paz y de Los Cabos.
Aclaraciones que enredan.
Aclaraciones que confunden.
El político que se afirma ha llegado en helicóptero.
Y de lo que se calla en La Paz.
La mirada hacia la otra península y las heridas a la selva por el supuesto bienestar con un tren que lejos del
bienestar quita bienestar.
El apreciado Héctor Narro me recuerda la huella de Efraín Huerta. Sí, letra tras letra toda una gran huella del gran Cocodrilo.
En Estampida de Poemínimos, Huerta (1914-1982) es vigente ante realidades varias:
Luz, más luz
“Es terrible/ Pero/ Cada día/ Son más claros/ Los intereses/ Más oscuros”.
El poeta y la letra.
La letra con la verdad.
Para volver a leer en tiempos actuales el poemínimo Luz, más luz:
“Es terrible/ Pero/ Cada día/ Son más claros/ Los intereses/ Más oscuros”.