David Rojo
No es ni siquiera de dudar:
Debió de haber salido agua de la regadera, y con presión, cuando el gobernador Víctor Castro se daba la ducha para estar chido –con todo y playera rosa a rayas– durante el partido de béisbol de la grandes ligas San Diego-Los Angeles.
Sí, nada que ver con los miles de hogares sudcalifornianos que a diario enfrentan la lamentable experiencia de no tener agua ni para la ducha ni para las necesidades sanitarias, vamos para ir hacer lo que se dice del uno o del dos.
Que diferencia entre el horizonte de San Diego, y por acá la expansión de la mancha urbana sin red de drenaje.
Y, bueno qué mejor que el estar en la zona VIP de ese partido de béisbol, para así en el nivel de distinción de integrantes de la cúpula de Morena que, sin ningún rubor de la aludida juarista de la justa medianía, se dan el lujo –y gusto– de viajar por Tokio, España, Portugal, Países Bajos, Ibiza.
Sí, de La Paz a San Diego se puede dar el traslado en automóvil –con unas veinte horas de por medio en carretera–. Eso sí, también, no hay ningún referente de pago alguno de 47 mil pesos por algún consumo personal en algún restaurante de San Diego.
Dicen en la 4T primero el pueblo. Pero, el pueblo no está, ni tiene el recurso económico para el traslado a San Diego y mucho menos estar en zona VIP.
Caray, el pueblo no tiene ni para la pipa, mucho menos el poder estar en un chido lugar en donde el agua sale chida de la regadera para una chida ducha.
La distancia del hacer con el decir.
No es el punto el tomarse un tiempo y disfrutar de un lugar para el descanso o el vacacionar. Menos, con recursos propios. Y mucho menos si el disfrute se da a ojos de todos de manera sana –salió hasta en la pantalla grande del estadio, el gobernador–. Sí, en un partido de béisbol, no en un lugar oscuro y de mala nota.
Que bien: un partido de béisbol.
Sí, a ojos de todos de manera sana.
Tan lo vieron, que supieron que estaba en zona VIP –¿le mandaron espías?–. Es decir, un lugar mucho más especial, al que ni de chiste llega el pueblo.
No se cuidan las formas.
Acaso, a los más pobres ¿no les saquearon alimentos por 15 mil millones de pesos durante el obradorato?
Lo que resulta un mal chiste es lo del primero el pueblo. Primero ellos.