David Rojo
En pleno centro josefino, por donde corre la calle Grande y tuerce hacia el curato, hay huella de sangre por México.
La vida de un joven español de escasos 28 años y recién casado, por una nación; fusil en mano en contra de la invasión estadounidense.
Es San José del Cabo, 20 de noviembre de 1847. El Teniente José Antonio Mijares es alcanzado por las balas invasoras, al día siguiente perdería el capítulo de su vida, pero abriría su capítulo histórico, suyo y de los hoy sudcalifornianos. Y de la propia Nación, por tantas vidas por México con el paso mismo de la historia.
Mijares desde esta tierra cabeña alzó la bandera por México.
Que no sólo sea un hecho de agenda cívica.
Hace casi 178 años la vida por una Nación. Que el hecho histórico no quede sólo en discurso cívico, cuando se han acumulado los años con el presente perdido.
Hay tanto para animar conciencias y abrir corazones en el tiempo nuevo, que el mismo San José del Cabo se pone de pie ante la historia.
Y con el abate francés Chappe, 256 años atrás, San José del Cabo fue referente en la historia global, dado el antecedente científico de hace más de un cuarto de siglo con el medir desde este lugar cabeño la distancia de la tierra al sol.
Antecedentes dignos y extraordinarios.
Y más extraordinaria la vida milenaria que aquí estuvo con los Pericú, posible –sólo una consideración– entre las primeras cunas de América, dado los ancestros de cráneo largo.
El tiempo ido, da al tiempo nuevo, ejemplos de vida.Y de existencias de éxito. Que el tiempo ido ante el tiempo nuevo en este lugar ahora llamado Los Cabos, no sólo sea discurso de agenda cívica, sino todo un integrar de conciencias y del abrir de corazones para ir por el presente perdido.
Vuelvo con la palabras de la cabeña Agueda González ya compartidas en despacho de mayo:
“Durante años hemos trabajado incansablemente para conservar la identidad, el valor y la belleza de nuestro Centro Histórico. Aquí en la Calle Grande, corazón histórico de nuestra ciudad (San José del Cabo) se respira historia, tradición, cultura y belleza.
“Es un espacio donde la gente puede caminar tranquila , encontrarse, admirar los edificios, disfrutar del entorno y sentirse parte de una comunidad viva.
“Cabe mencionar que un destino turístico puede perder su esencia rápidamente si no se tiene claro el encanto que lo distingue y la visión que lo guía.
“No podemos permitir la masificación ni la pérdida del alma de nuestra tierra.
“Y eso es lo que representa el Centro Histórico de San José del Cabo y La Calle Grande: nuestras raíces, nuestra identidad, nuestra historia, lo que somos”.