David Rojo
Los Cabos tiene un cielo extraordinario.
Hay arcoíris de vida y colores todos en el cielo en esta región sudcaliforniana.
Tan extraordinario este lugar en medio de dos mares, que el cielo es ruta milenaria para la llegada de visitantes desde Alaska y Sudamérica.
Hemos dicho, divulgado, escrito libros y elaborado documental, sosteniendo y dando testimonio que “El Paraíso también tiene alas”.
No menos de tres lustros con el respaldo y orientación de acreditados investigadores como Emer García y Gerardo Marrón, o del apreciado maestro Pablo Linares y del empresario Javier Arámburo; qué decir de las gratas jornadas de campo con reconocidas autoridades en materia de aves como los estadounidenses Richard Erickson y Steven Mlodinow.
Incluso, la motivadora experiencia cuando el contenido fotográfico de “El Paraíso también tiene alas” fue seleccionado como exhibición central del Festival Internacional de las Aves 2011 y durante seis meses se mantendría la exhibición en el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México (Chapultepec).
En Los Cabos se cuenta con el registro de entre el 20 y 25 por ciento de las aves documentadas en México.
Los Cabos, en efecto, es un lugar extraordinario. El cielo al final de la tierra peninsular, por supuesto, tiene un bellísimo arcoíris de vida alada de colores todos.
El cielo mismo tiene un extraordinario espejo con el mar. El azul se llena por igual de vida toda: enfrente parte del Acuario del Mundo. Y de otro lado no menos extraordinario de la llegada a la mar Mar del Sur, ahora el océano Pacífico.
Sobre el horizonte y saludando al cielo se llega a ver el vuelo o el brincar de la ballena, más al norte, hacia Buenavista las decenas más decenas de Mantarrayas acariciando el cielo saliendo de la mar. Y abajo del cielo la vida sigue un arcoíris de vida y colores todos con el arrecife de Cabo Pulmo.
Extraordinaria vida.
Extraordinario multicolor.
Extraordinaria región sudcaliforniana.
Pero, cuando comienza a caer la tarde en el horizonte sigue lo extraordinario.
El cielo, más allá de las aves.
En el cielo nocturno de Los Cabos apreciar la Vía Láctea.
En el cielo nocturno de Los Cabos a simple vista constelaciones, estrellas, triángulos estelares. Y qué decir cuando es tiempo del majestuoso cúmulo estelar de Las Pléyades.
El cielo nocturno es otra gran experiencia para la observación a simple vista, qué decir con catalejos todo terreno 10×50, con el teléfono celular con la opción de exposición prolongada para captar centenares de estrellas (en la Playa La Fortuna con la exposición prolongada del equipo móvil al obturar el registro fotográfico de una docena de constelaciones).
Los Cabos gran ventana al universo.
Más allá del brinco de la ballena y de las aves, cuando cae la tarde, el cielo brinda otro paisaje extraordinario.
Que no se canse la vista.
Día y noche.
Son las 21:00 horas, jueves, hacia el Oeste; Marte y Regulus.
Hacia el Este, hacia el Sur, hacia el Norte, el manto estelar saluda con Arturo, Spica, Antares, Deneb, Vega, Altair, Cruz del Sur, Compás.
Van pasando los minutos y Escorpión se vuelve más visible.
Disfruta del cielo de Los Cabos: lo disfrutan las aves endémicas, las que vienen desde Alaska o Sudamérica; lo disfruta la ballena o la mantarraya cuando saltan para saludarlo. Y cuando llega la noche, el manto estelar, en el cielo mismo nocturno.
Expresa orgullo por este lugar.
Cuídalo.
El pájaro Carpintero (en Los Cabos hay cuatro especies) te pide que no destruyas los cardones, la ballena no deja de exclamar de no más enmalles y las estrellas que tengas cuidado con la luz artificial con la que te iluminaras.
Estás en un lugar extraordinario. Sí. Que brote en tu pecho agitado y lleno de orgullo por estar aquí, por vivir aquí, el sentido de pertenencia.